Un líder con propósito: con claridad, uno avanza más rápido
Corría febrero del 2017. Había viajado horas eternas para llegar a San Francisco, CA; y había gastado hasta lo que no tenía, por darme un shot más, una oportunidad más.
Y ahí estaba. Sentada en un auditorio, con muchísimo frío. Rodeada de al menos 130 personas con 43 nacionalidades distintas y con mi inglés a medio desempolvar. Seguro te preguntarás qué rayos hacía ahí, si no soy de la ONU.
Pues, sencillo. Ya las circunstancias me habían puesto no una, sino 2 veces muy cerca de la muerte y, aunque tenía una idea de mi propósito y mil proyectos llenos de energía, sentía que algo me faltaba; una pieza clave que parecía no descubrir por mí misma y que sería fascinante tener… porque con claridad, uno avanza más rápido.
Así que viajé a aquella “12a Convención de Líderes con Propósito” con un solo objetivo en mente: re-entenderme; saber en dónde me estaba equivocando; enfocar con más claridad la misión por la que la vida había decidido dejarme estar todavía; decidirme por una sola cosa que me llevara a concentrarme en la mejor contribución que podría dejar. Y en mi mente estaba que hacer este ejercicio de 3 días, junto a gente que no me conocía, con diferentes perspectivas, culturas y visiones, podría ser más objetivo que nunca.
Y sí, encontré muchas cosas (claridad, convicción, amigos)... aunque la experiencia valió la pena, hubo trucos, de esos que nadie te dice. Aquí te dejo 8 reflexiones que obtuve de esa experiencia para que llegar o repensar en tu propósito sea aún más sencillo y con menor costo:
1. Tu propósito no son tus pensamientos.
Me pasaban mil ideas por la cabeza y escuchaba a mucha gente; al final sólo acababa más confundida; ¿Qué funcionó? detenerme un minuto. Echar un paso atrás. Volverme sólo observadora de todos esos pensamientos, y preguntarme: ¿Qué quiere mi alma? ahí donde no existe el ego, ni maneras premeditadas de ser/hacer las cosas. ¿Ya te echaste este clavado? Intenta esto: responde 3 cosas que tu alma (no tu ego) quiera lograr, antes de terminar su paso por aquí.
2. El talento no bastará.
Hubo en toda la convención dos preguntas que me centraron: ¿Qué te hace sentir vivo? y ¿Cómo quieres usar tu única y preciada vida? Si lo pones en perspectiva, nos queda poco tiempo y mucho por hacer. Anoté una lista de muchas cosas que me hacen sentir viva, así que ese no era el problema, sino escoger una sola. Una que se vuelva tu batalla, la batalla de tu vida. El gran aprendizaje aquí fue que, una vez que decides, el talento no bastará; se debe tener una acumulación de 10,000 horas de práctica en esa batalla, esto quiere decir 10 horas por semana en 20 años, 20 horas por semana en 10 años o 40 horas por semana en 5 años, según Malcolm Gladwell. Si ya escogiste, más vale que traces un camino hacia la concentración para volverte muy bueno o buena en eso que elegiste.
3. 3 C’s serán suficientes: Claridad, Confianza y Comunidad.
Cuando de propósito y logros se trata, uno tiende a minimizarse; a pensar que no es suficiente. Y esto está lejos de llevarte por el camino correcto. Cuando hayas escogido tu batalla, ponle claridad: a mí me sirvió resumirla a un modelo sencillo. Para lograr la confianza, sólo necesité compartir el modelo, hasta ver que tocaba vidas y movía a resultados; el resto del impacto se logra con una verdadera comunidad; un equipo natural que comparta la energía, que vaya por el mismo rumbo y no te deje solo.
4. El camino tiene lógica: transforma primero tu vida, luego tu liderazgo y transformarás el mundo.
Siempre he sido de las que se quiere comer el mundo; mi equipo podría fácilmente decir que soy el pitbull: una vez que veo la vara voy tras ella sin parar, accionando desde el minuto 0. Pero esto tiene una desventaja: no puedo transformar el mundo si no transformo mi vida primero, así que hace unos años hice cambios drásticos (de gente, de trabajo, de amigos, etc.), que transformaron mi rutina, mi mentalidad y mi energía. Y aunque aún no puedo afirmar que he cambiado al mundo, me enorgullece tener a la vista una avalancha de resultados que, junto a mis socios, al inicio no hubiéramos podido imaginar.
5. El propósito de tu vida dictará el propósito de tu trabajo, no al revés.
¿Te has clavado demasiado en el negocio? ¿Has sentido que de pronto reduces tu existencia al trabajo? No te culpo. Nos han vendido la idea de que el éxito se alcanza con muchas horas de trabajo duro. Lo que descubrí tras ese viaje es que, algo tan simple como “ayudar a otros” puede transformarse en un estilo de vida, en un modelo de negocio, en una manera de tomar lugar en la familia y en la mejor forma de educar a mis hijas. Velo de atrás hacia adelante. Tu trabajo debe contener la semilla, pero no es la única tierra fértil donde podrás experimentar tu propósito. Siéntete pleno, plena, sembrando por todas partes.
6. “Si. Eres______ y mucho más que eso”.
Rellenar la frase tiene su chiste. ¿Qué es lo que tu mente te cuenta todas las mañanas? ¿lo que te cuenta, te lleva a saber con claridad qué tienes que hacer hoy para llegar a donde debes? Entendí que la mentalidad debe entrenarse, igual que tus bíceps. Si eres de los gustosos de las afirmaciones y decretos, pero cada vez que los repites frente al espejo escuchas la vocecita que te dice “bah.. ¡claro que no!” Intenta cambiar tus afirmaciones por preguntas idealistas y resuélvelas. Me sorprendió mucho saber esto la primera vez que lo supe de Vishen Lakhiani, porque descubrí respuestas que no tenía. Por ejemplo: sustituye tu decreto de “tengo una vida espiritual inigualable” por la pregunta idealista: “¿Por qué todos los días me despierto sintiéndome conectado a la fuente?” y respóndela en verdad. Ahí tendrás leña para tus acciones diarias.
7. No adivines, aprende. No falles, aprende.
Esta frase la aprendí de Tom Chi, creador de la técnica Rapyd Prototyping que sirve para fallar más rápido ante un emprendimiento, logrando resultados en menos tiempo. Desde entonces, cada vez que me siento en duda sobre algo, me propongo no suponer, sino investigar. Cuando me siento desanimada, me propongo aprender de la falla, no quedarme en el estado de ánimo. Tom dice: “fallar es una actitud y debe tomarse sólo como conocimiento”. Qué poema.
8. Nada podría detenerte, salvo el miedo.
Si el problema es que has descubierto tu propósito pero te da miedo, vas por buen camino. Ese es justo el inicio que yo experimenté. Hay personas que afirman que sentir el miedo es restrictivo para los planes, que le resta energía a tu visión y que sentirlo es definitivamente malo. Lo que yo aprendí es que el miedo no es lo contrario a la alta vibración (si quieres llámale amor); el miedo es justamente la ausencia de amor, tal cual cita Lynne Twist en sus conferencias. ¿Cuál sería la mejor medicina para que experimentes amor en el trayecto?
Me gustaría desearte un genial camino con esta frase que Neale Donald Walsch le dio a una participante dentro de sus conferencias, al cuestionarle sobre por qué debería ella sentirse agradecida o emocionada por seguir viviendo. Él sólo guardó silencio, y después dijo: “Tu vida no se trata de ti. Tu vida se trata sobre todas las vidas que cambias”.
¿Estás listo, lista para cambiar las vidas que te has propuesto tocar?
Si quieres experimentar un camino guiado para tomar acción, contáctanos, con gusto te ayudamos!