El secreto para inspirar a los demás, está en crecer
Esto es lo que los líderes de impacto hacen y terminan por inspirar al mundo.
Una de las dudas que más escuchamos entre líderes, es: ¿Cómo puedo mover a la acción a mi equipo o a mis clientes, inspirándolos a ir por más?
Respuesta corta: “Walk the talk” (predica con el ejemplo).
Respuesta ideal: “Conviértete en la visión que tú y ellos quieren lograr”.
Respuesta práctica: “Obsesiónate con tu crecimiento personal”
Déjame profundizar sobre esto: si quieres inspirar a los demás, necesitas dejar de poner el foco en los demás y dedicarte a crecer más. Los resultados (entre ellos, inspirar y mover a la acción) vendrían solos. Lo entendí hace unos días que me topé con un curso increíble de Vishen Lakhiani donde encontré esta frase que cambia por completo la perspectiva:
“Lo tuyo” no es solo “lo tuyo”; sino que debe ser nada menos que el vehículo óptimo para tu evolución personal. Es decir, aquello que consideras que son tus asuntos, tus batallas, sin importar qué tan buenos o malos sean, no están ahí para otra cosa que no sea tu propio crecimiento. El reto es mantener esta visión por más difíciles que parezcan los días y preguntar: ¿Qué es lo que debo llevarme de esto?
Entonces la pregunta no es cómo inspiro a otros, sino cómo crezco. Ahora bien: ¿Qué separa a los líderes del crecimiento personal? Yo he experimentado 4 tipos de creencias que me han detenido en el proceso (seguro serán más, pero al menos éstas las he podido concientizar con claridad):
“No voy tan rápido como debería”
“No disfruto el viaje, me frustro o me enojo más veces de las que creo”“
“Parece que nomás aprendo a la mala”
“Podría estar confundiendo mi vida con un solo aspecto de ella”
Y después de lograr la interiorización, me encontré con las siguientes 3 reflexiones (que me parecen oro molido):
1. Creces en el momento en que el resultado deja de ser la prioridad.
Quizás digas “hey" ¿Te volviste loca? ¿Cómo vas a dejar atrás los resultados?, lo que no se mide no se mejora”. No es que el resultado deje de ser importante; pero hay que poner más atención al proceso que al resultado. Me explico: de acuerdo con “Hábitos Atómicos” de James Clear, el crecimiento personal fracasa a menudo por concentrarnos más en el resultado (el número) que en aquello que verdaderamente está cambiando tu identidad. Por ejemplo: te has propuesto bajar tu índice de masa muscular de 27 a 24; seguro has creado un plan para hacer ejercicio y alimentarte correctamente. ¿Qué pasa si tras dos meses de arduo trabajo no ves en el cálculo un flamante 24? exacto, te frustras. Y dejas de concentrarte en que, en realidad, el proceso cambió tu identidad porque no eres el mismo o la misma desde que comes bien, duermes bien y te ejercitas, eso sí es crecer.
¿Estás viendo tu cambio de identidad o sólo te cierras al resultado? Con esto, aprendí que el “no crezco tan rápido como debería” es relativo y que si vivo en el “viaje no disfrutado, me frustro o me enojo más veces de las que creo” es porque no estoy viendo el proceso, sino sólo el resultado.
2. Creces más rápido con la intuición que con el miedo.
Todos los seres humanos tenemos dos alternativas para crecer: con momentos Satori o con momentos Kensho. Te hago un breve resumen de lo que leí:
“Kensho es crecer por el dolor. Es cuando el dolor entra en nuestra vida para invitarnos a hacer un cambio. Comienzas un negocio, pero fracasa y pierdes mucho dinero. Es doloroso. Sin embargo, a lo largo de tu vida, si comparas a la persona que eras 3 años atrás contra la que eres hoy, notarás que eres alguien totalmente diferente. Los momentos Kensho, pequeños y sutiles como son, nos construyen con el tiempo” a base de lecciones duras.
Por otro lado, “hay otra manera de crecer, mucho más placentera pero sucede con menor frecuencia, se llaman momentos Satori y significa momentos de repentino despertar. Es crecimiento por intuición y parecen venir a ti casi de manera aleatoria”. Es ese Ahá-moment que parece revelarte qué hacer y cómo hacerlo.
Esto me hace reflexionar que, como individuos, seguiremos teniendo de ambos momentos; pero podríamos inclinar la balanza hacia el Satori si nos dedicáramos más tiempo a la introspección, a la escucha activa de nuestra intuición, ¿estás de acuerdo? con esto determino que “aprender a la mala” podría ser una elección inconsciente y que podría, como cualquier otro, tener más Satori si me lo propongo.
3. Creces cuando preparas y te das espacio: la fórmula de Sharma: 20/20/20
Entendí aquí que todos deberíamos tener un War Room en casa o cercano.
Sharma dice: cada líder que alcanza el éxito, lo hace a través de destinar al menos una hora diaria a su crecimiento personal.
Sharma lo resume formidable: hay que tener una Hora de Poder, que consiste en dedicar 20 minutos al ejercicio físico, 20 minutos a una práctica contemplativa, meditación, etc., y 20 últimos minutos a estudiar. Hacerlo por 20 días consecutivos te llevará a adoptar esto como un mecanismo predeterminado y automáticamente estarás destinando tiempo a tu poder personal. Con esto, entendí que no puedo “confundir mi vida con un solo aspecto de ella”. Si nuestra meta es crecer, lo coherente y consistente será incluir rutinas como la Hora de Poder en nuestras vidas.
¿Cuál de estos 3 principios probarás primero para convertirte en la persona que quieres ser? Si quieres experimentar un camino guiado para tomar acción hacia tu crecimiento, escríbenos a contacto@clientia.mx